¿Qué hacemos en una sesión de Psicomotricidad y por qué es tan importante para niños y niñas?

Niñas y niños necesitan moverse en libertad y sentirse acompañados para crecer con confianza y desarrollarse en plenitud. En la etapa infantil, la práctica psicomotriz se convierte en una gran aliada, ya que favorece que experimenten a través del movimiento, perciban su propio cuerpo y construyan su propia identidad. Es sin duda uno de los medios fundamentales para ayudar a nuestros txikis a vivir de forma más equilibrada su camino a la maduración.

Conscientes de la necesidad de su desarrollo pleno e integral, En EKINTZA Ikastola acogemos a cada niña y niño como únicos e incorporamos esta técnica en el ciclo de Educación Infantil.

Fue el francés Bernard Aucouturier quien estableció las bases del desarrollo y la práctica psicomotriz además de dar valor a la acción y a la observación del movimiento. Mediante esta técnica, se acompaña a niñas y niños en un itinerario de maduración psicológica que va del placer de actuar al placer de pensar.

En EKINTZA Ikastola, la psicomotricidad Aucouturier en el aula de 5 años nos ofrece una oportunidad única para apoyar el desarrollo integral de nuestras pequeñas y pequeños a través del juego autónomo. Elementos como bancos, colchonetas, telas o figuras geométricas de gomaespuma invitan al juego y a la exploración, dando rienda suelta a los impulsos de saltar, trepar, balacearse, construir, correr, esconderse o descansar.

Las fases de la sesión están diseñadas para fomentar un ambiente seguro y estimulante, y la observación y evaluación detallada permiten un seguimiento cuidadoso del progreso de cada niño y niña.

 

Fases de una sesión de psicomotricidad

Fase de acogida. Es el momento de crear un ambiente seguro y acogedor. La persona referente saluda, siente y ve a cada niña y niño mientras dialogan sobre los juegos que quieren trabajar ese día. Se establen aquí dos normas básicas: “No se puede hacer daño ni hacerse daño” y se puede jugar a todo, “como si fuese de verdad”.

Fase de Juego Autónomo. Niñas y niños juegan libremente con materiales diversos expresando su creatividad y espontaneidad.

Fase de Propuestas: Se introducen propuestas de juego que puedan guiar, pero no dirigir la actividad de pequeñas y pequeños, como aquellas que estimulan la motricidad global, el equilibrio, la coordinación, juegos de imitación o circuitos de obstáculos.

Fase de Relajación: Es el momento de rebajar la intensidad promoviendo el bienestar y la introspección, mediante la lectura de un cuento.

Fase de Cierre: Esta fase tiene como objetivo cerrar la sesión de manera positiva recogiendo impresiones y sentimientos de niñas y niños sobre la experiencia, y avanzando futuras sesiones.

 

 

 ¿Qué papel juega la figura de psicomotricista en una sesión?

En una sesión de psicomotricidad basada en el sistema de Bernard Aucouturier, el papel de la psicomotricista es crucial para facilitar el desarrollo integral de niños y niñas a través de interacciones cuidadosas y consideradas. Aunque desde fuera pueda parecer lo contrario, los niños necesitan esa guía para desarrollar su juego libre y autónomo. Estas interacciones son diversas y se centran en observar, acompañar y guiar a los niños sin imponer estructuras rígidas, permitiendo que el juego espontáneo y la creatividad se desarrollen naturalmente.

Como decía el propio Bernard: “No existe una sesión de Psicomotricidad si no hay un Psicomotricista formado”. En EKINTZA Ikastola, todas nuestras profesoras de Educación infantil están formadas en esta metodología, para garantizar un desarrollo eficaz de esta técnica tan enriquecedora.

Y es que niñas y niños son grandes receptores de gestos, actitudes y posturas, por lo que es clave que esta figura aporte seguridad física con su presencia, así como seguridad afectiva, con palabras de aliento, sonrisas y contactos visuales, ya que la sesión supondrá diversión, pero también retos para los niñas y niños.

 

Sugerir juegos o actividades

Es muy constructivo que proponga juegos o actividades de manera sugerente:”¿Qué tal si construimos una montaña con estos cojines?” o “¿alguien quiere intentar saltar de una altura a otra?”. La clave es que las propuestas sean invitaciones. Invitar a que niñas y niños profundicen en su juego y exploren nuevas posibilidades o ayudarles a resolver problemas prácticos y conflictos de manera constructiva son otras de las funciones de la figura de psicomotricista.

Al final de la sesión, es crucial reunir a los niños para conversar sobre lo que hicieron, cómo se sintieron y qué aprendieron y terminar la sesión con un cierre positivo, agradeciendo su participación y destacando momentos positivos de la sesión.

Esta es sin duda una de las metodologías más beneficiosas en el camino a la madurez de niñas y niños. Las sesiones de psicomotricidad les ayudan a ganar confianza y a mejorar la coordinación motora, así como a comprender sus emociones y cómo gestionarlas. Y, por si fuera poco, también favorecen la creatividad y la capacidad para resolver problemas.