Aintzane Inza: “La diversidad funcional nos ha enseñado que, para llegar a un objetivo, cada alumno desarrolla su propio proceso”

Aintzane Inza es psicóloga-asesora de Educación Infantil y Primaria. Le hemos entrevistado para conocer más sobre la importancia que tiene el tratamiento de la diversidad en las actividades del aula.

¿Cuál es exactamente tu función en la ikastola EKINTZA?

Yo soy psicóloga, desde el aula de 2 años de Educación Infantil hasta 6º de Primaria. Es decir, soy asesora de niños y niñas de entre 2 y 12 años y sus familias.

Qué relación tienes con el alumnado y las familias.

Cuando una familia se matricula en EKINTZA, me reúno con ellos para que me cuenten cómo han sido los primeros años de su hijo o hija. Con la información que me dan empiezo a conocer el sistema de ese niño o niña, para así empezar a acompañarlos. Este es el momento en el que nos conocemos, creamos el vínculo escuela-familia y empezamos a crear una relación de respeto mutuo. El objetivo es conocer la experiencia y trayectoria pedagógica y personal del alumnado.

¿Qué es la trayectoria pedagógica y personal del alumno? ¿Qué quieres decir con eso?

Que poco a poco voy conociendo las características que expresan los diferentes ámbitos de la ikastola, porque tengo reuniones diarias con las y los tutores, porque estoy con las y los alumnos observando en las aulas… Eso me permite tener una “foto” de cada aula y, en consecuencia, sé cómo están las y los alumnos. Al mismo tiempo, trato de ver con mis compañeros y compañeras cuáles son las necesidades del alumnado; detectar las necesidades que necesita cada niño o niña. A continuación, con el fin de ayudar en todo lo posible y de ser lo más eficientes posibles, aconsejo diferentes propuestas para poder ayudar a cada alumno o alumna en su desarrollo cognitivo.

¿Cuáles son los siguientes pasos?

Vamos completando el sistema que hemos definido en la primera reunión, y analizamos cómo va el alumnado en las diferentes áreas: área lingüística, lógica-matemática, aspecto personal, social, características cognitivas. Junto los tutores, voy “definiendo” las diferentes áreas de cada alumno y alumna. Y si en un momento determinado hay algún aspecto que preocupa, o donde queremos poner el foco, directamente empiezo a recibir información sobre ese alumno o alumna.

En educación infantil, recibo esa información porque entro en las aulas y voy observando al alumnado. De esa manera, puedo ver el tipo de juego que tienen los niños y las niñas, el nivel de lenguaje, los recursos que tienen para relacionarse… para luego poder hablar con tutores y trabajar sobre lo que he visto.

Cuando detectamos alguna necesidad especial, y en función de esa necesidad, tenemos múltiples formas de trabajar. Por un lado, orientando directamente a las y a los tutores, en otros casos reuniéndome con las familias junto con el tutor o hablando con la familia en solitario sobre lo que el niño o la niña necesita.

En Primaria utilizo otro tipo de herramientas de valoración, pruebas estandarizadas, entrevistas personales, etc. Cuanta más información tengamos, más rica será la orientación que podamos darle a esa persona para poder ayudarla.

Entonces, ¿realizas un seguimiento exhaustivo de cada niño y niña?

Todos los alumnos son diferentes y las necesidades suelen ser muy personalizadas. Por lo tanto, para nosotros es muy importante que la familia se sienta arropada, que sienta que estamos ahí, que contextualice el tema a tratar, tirar juntos del hilo y ser compañeros de viaje para trabajar cualquier circunstancia conjuntamente. Para ello asesoramos a las familias, pero, sobre todo, les damos mucha información para que ellos también tengan herramientas. Y cuando vemos la necesidad de implicar a otros profesionales, también hacemos labores de derivación y coordinación.

Por lo tanto, realizáis un seguimiento muy cercano de cada niño y niña.

Sí, el desarrollo psico-emocional y cognitivo de las y los niños de 2, 5 u 8 años es diferente, ya que la forma de procesar, vivir y sentir que tiene el cerebro es muy diferente. Cada edad tiene sus características y peculiaridades, y esta es la particularidad del proceso.

En el ciclo de Educación Primaria, al ser obligatoria, debemos trabajar los objetivos que marca el Currículo Educativo. Estos objetivos tienen como prioridad la construcción de habilidades cognitivas y los aprendizajes procedimentales. En la adolescencia, en cambio, se trabajan las habilidades cognitivas, pero a un nivel más desarrollado, y también son importantes los aprendizajes conceptuales. En consecuencia, mi trabajo se adapta al momento del desarrollo de la edad del alumnado. Eso sí, teniendo siempre en cuenta la importancia del aspecto emocional y social.

Por eso, en Primaria, empiezo a hacer otro tipo de observaciones. Debemos tener en cuenta que las habilidades básicas de este ciclo son el proceso de lectoescritura (comprensión y grado de expresión) y lógico-matemática. Por tanto, estos 2 aspectos son los que hay que trabajar, desarrollar y dominar como competencia básica. Si detectamos cualquier dificultad en estas áreas, hacemos propuestas para trabajar esas necesidades. Por ejemplo, propongo diferentes ejercicios y acciones en la dinámica del aula para que el profesorado tenga una oferta más amplia y personalizada. Además, analizaremos cómo ha sido su desarrollo hasta ahora y dónde pueden estar esas dificultades, si las hay.

La ikastola es compañera de viaje del alumnado en todo el proceso.

Eso es. Ponemos a disposición de nuestros alumnos y alumnas tanto los recursos que tenemos en EKINTZA como los que nos ofrece la sociedad para que durante todo el recorrido la ikastola sea compañera de viaje. Realizamos reuniones con profesionales de la ikastola y de fuera muy asiduamente para conocer el desarrollo de cada alumno o alumna, para que vayamos avanzando conjuntamente.

La ikastola es un pilar muy importante porque es el centro de socialización más importante para los niños y niñas. La ikastola es el marco en el que se da la socialización, la estimulación pedagógica y el desarrollo cognitivo. Por eso, tenemos que ser sus compañeros de viaje, tanto de las y los alumnos como de las familias.

¿En qué medida influye, por ejemplo, el currículo?

En los últimos años estamos viviendo muchos cambios en el ámbito educativo. Tanto curricular como de nivel de exigencia. En los últimos años se ha visto que lo que ofrecía y demandaba la educación no se corresponde con lo que la sociedad demanda o necesita. Hasta ahora se trabajaba para un “alumno medio” y hoy en día somos cada vez más conscientes de que la diversidad funcional es la realidad del aula y de la sociedad.

Cada niño o niña, de nacimiento, tiene unas características genéticas, y el ambiente educativo, familiar como el escolar, influye mucho en el desarrollo de sus capacidades y de su persona. Por eso, nuestro trabajo se está adaptando cada vez más a la diversidad funcional de las y los alumnos, ampliando la oferta favoreciendo el uso de diferentes metodologías.

¿Qué es la diversidad funcional?

Todos y todas funcionamos de una manera diferente. Es decir, nuestra mente procesa cualquier reto o cumplimiento de diferente manera. Mi forma de funcionar puede ser diferente a la de los demás, pero al mismo tiempo, todos son muy enriquecedores, porque todos tenemos fortalezas y debilidades.

La diversidad funcional nos ha enseñado que para llegar a un objetivo concreto cada alumno o alumna desarrolla su propio proceso. Por lo tanto, los contenidos tampoco pueden estar orientados a un alumno figurativo medio. Todos tenemos diferentes formas de funcionar, diferentes emociones, múltiples formas de interiorizar y desarrollar actitudes, y en ningún caso unas son mejores que otras.

Por eso, nosotros no estamos para juzgar a las y a los estudiantes, sino para ser sus compañeros de viaje. Tenemos que ayudar a cada niño y niña a hacer su camino, a desarrollar su proceso. Y ese es nuestro objetivo: potenciar esa diversidad funcional, ayudando a cada uno en sus debilidades y en sus habilidades, garantizando la formación de las competencias básicas de múltiples maneras.